En muchas ocasiones cuando se habla de
contaminación, en lo primero que pensamos es en las acciones de las
fábricas y las empresas. Es verdad, sí influyen en el daño ambiental,
pero ellos no lo ocasionan todo; cada uno de nosotros genera
contaminación y efectos negativos en el medio. Aquí te mostramos algunas
actividades de ese tipo, para que reflexiones y cambies tus hábitos:
Uso del agua en la higiene personal. Las actividades que realizamos por
“automático” son las que incluyen la higiene personal y no nos fijamos
en las cantidades de agua que desperdiciamos con ellas. Recuerda cerrar
la llave del agua mientras te cepillas los dientes y te enjabonas las
manos; además puedes recolectar el agua fría de la regadera. Si está en
tus posibilidades, adquiere inodoros ahorradores de agua.
Dejar computadora encendida. Además de dañar las baterías de las
lap tops y disminuir la eficiencia de las computadoras de escritorio, al
estar encendidos estos aparatos, consumen energía eléctrica y generan
dióxido de carbono. Si no vas a usar la computadora por un tiempo
determinado, déjala en modo de suspensión, así el consumo de energía
será menor. Lo más recomendable es que la apagues por completo.
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Dejar conectados aparatos y cargadores. También se consume energía
eléctrica y generan dióxido de carbono. Puedes ayudar a tu bolsillo y
al medio ambiente desconectando los aparatos después de utilizarlos.
Recuerda hacer esto cuando salgas de viaje, pues también evitas daños
por descargas eléctricas de alto voltaje.
Consumir productos con envolturas plásticas. Tal vez esto sea un
poco difícil, pero con pequeñas acciones que realices será suficiente.
Por ejemplo, no compres botellas de agua cada vez que sientas sed. Lo
mejor es cargar con una botella especial para que la rellenes de agua
las veces que sean necesarias; si vas de compras recicla las bolsas para
evitar desperdiciarlas; si compras comida para llevar, de ser posible
lleva tu propio recipiente.
Transporte. Si tienes automóvil propio, maneja tranquilamente.
Evita dar acelerones o frenar con brusquedad, pues se gasta más gasolina
y genera gases invernadero. Aprovecha las bajadas naturales y antes de
parar deja que el auto se mueva por inercia para que no presiones el
freno. Comparte el auto con personas que tengan destinos similares a los
tuyos.
Realiza una investigación de campo en la que encuestes a cinco personas sobre las prácticas anteriormente explicadas, analiza qué tanto se realizan en realidad y redacta un reporte con tus conclusiones.
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