Queremos presentar un artículo que nos presenta información sumamente importante sobre el tema central que nos atañe en nuestra materia, por ello hemos querido presentarlo en este blog para que sirva a la justificación de las acciones de promoción al cuidado ambiental. Estas notas son de la autoría de Meri Rocío Ruiz Cabezas correspondiente al tema de Gestión ambiental y
sostenibilidad publicado el 30 de Enero del 2008. A continuación compilamos el artículo completo.
La
ética juega un papel primordial en el manejo del ambiente y, por ende, debe
ser pilar fundamental en todo proceso de educación ambiental. Incidir en la
sensibilización y en la concientización de los colectivos para que su
comportamiento genere nuevas formas de relación con su ambiente particular y
global es uno de los propósitos más importantes de la educación para el
ambiente.
Las alternativas de solución a los diversos
problemas ambientales deben ser el producto de las decisiones responsables de
los individuos, las comunidades y en últimas de la sociedad, atendiendo a los
criterios de valoración de su entorno, íntimamente relacionados con el
sentido de pertenencia y, por ende, con los criterios de identidad.
Fomentar una ética ambiental y desarrollar el
aspecto axiológico (conjunto de valores) son algunos de los objetivos de la
educación ambiental. En el campo de la ética, hay una distinción de la
conducta social frente a la antisocial.
La educación ética para el ambiente debe
contribuir a la formación de individuos y de las sociedades en actitudes y
valores para el manejo adecuado del medio, a través de una estructura que
obedezca a una reflexión crítica y estructurada que haga posible comprender
el por qué de esos valores para asumirlos como propios y actuar en
consecuencia.
Todas estas perspectivas deben hacer posible un
verdadero trabajo crítico que reoriente la cultura científica para ponerla al
servicio de los seres humanos, de suerte que en su reflexión sobre el sentido
de la vida y sobre su responsabilidad social incluyan la utilización de la
ciencia y la técnica de manera adecuada a las necesidades propias de un
desarrollo social autónomo, al igual que los saberes comunes y tradicionales.
La mayoría de los problemas ambientales del mundo
actual son esencialmente causados por el hombre. El papel del hombre es, por
tanto, crucial, ya que es su actitud hacia el medio ambiente humano y natural
la que ha configurado el medio ambiente de hoy. Obviamente que el cambio de
su actitud y la conducta del hombre están relacionadas directamente con el
sistema de valores de la sociedad contemporánea. Históricamente, los valores
individuales y sociales no siempre han estado en los mejores intereses de preservar
un ambiente de calidad.
La crisis ambiental actual obliga al hombre a
reexaminar sus valores y a alterarlos cuando sea necesario a fin de asegurar
la supervivencia humana. Se debe formular un sistema de valores de
prioridades ecológicas para que lleguen a ser leyes mundiales. Se debe pensar que cada ser humano tiene derecho
a vivir y satisfacer sus necesidades básicas. Si el hombre pudiera vivir en
armonía con la naturaleza y actuar como un responsable “cuidador” o
“guardián” del medio ambiente, sería posible lograr un futuro ecológicamente
saludable para las generaciones venideras. El hombre con su poder tecnológico
único ejerce un profundo efecto sobre su medio ambiente. Por eso, en cierta
medida, puede controlar su propio destino. Para vivir en armonía el hombre tiene que
desarrollar una manera equilibrada de pensar, de sentir y de actuar hacia el
medio ambiente.
Una ética ambiental es básicamente una ética
basada en la justicia social para todos sin discriminación de casta, raza,
sexo, religión, ideología, región o nación. (UNESCO, 1990, 51). También es un
factor relevante de todo sistema económico, político y social ya que en éste hay
implícita una visión determinada del hombre, de su ser, sus atributos, su
origen y su destino.
Cada sistema económico, político y social genera
una visión de hombre que lo sostiene. Esto explica la exigencia de partir no
sólo de nuevas estructuras socio - económicas sino también de nuevos valores;
éstos dependen en gran parte del tipo de educación vigente que a su vez está
condicionada por la estructura socio - económica del país.
La visión integral del hombre debe estar acorde
con la transformación educativa, que pretenda consolidar nuevos caminos,
crear actitudes y normas de comportamiento frente a los demás y hacia la
naturaleza, que haga posible la realización de todo hombre en la sociedad y
contribuya en forma significativa a la formulación de una toma de decisiones
razonables en lo ambiental ya que esto supone el análisis cuidadoso de los
aspectos ecológicos, económicos, sociales y técnicos; además deben
examinarse, antes de tomar una decisión, diversas alternativas políticas,
acciones y prácticas.Las decisiones que afectan el medio ambiente
pueden ser hechas por un individuo, una familia, una sociedad, los
consumidores, las industrias y el gobierno.
Tales decisiones ambientales pueden adoptarse con
base en la jerarquía de valores que prevalecen sin tener ninguna
consideración ecológica. Por ejemplo, en el siglo actual, las sociedades
tecnológicamente avanzadas han considerado un estándar de vida, de desarrollo
industrial como su valor colectivo Principal.
Las consideraciones ecológicas han tenido una
baja prioridad, porque las sociedades no calcularon las consecuencias a largo
plazo impuestas por su jerarquía de valores, como consecuencia la calidad del
medio ambiente del hombre se ha degenerado.
La educación al igual que la ética se concibe como
un proceso permanente de carácter social y personal a través del cual se
reconoce la necesidad de reconstruir las relaciones hombre-naturaleza -
sociedad; esto redunda en el mejoramiento y conservación del medio ambiente
natural, socio - cultural, interpersonal y creado, por lo tanto fortalece las
posibilidades y permite divisar con claridad la responsabilidad que posee el
ser humano para con su entorno y la capacidad interpretativa frente a él.
Por el sólo hecho de tenerse en cuenta los
valores en el proceso educativo de un modo explícito y sistemático, tiene que
generarse, necesariamente, importantes cambios en el medio ambiente; el sólo
hecho de reconocerle a las comunidades sus derechos y de que éstas reconozcan
sus deberes permite romper un silencio y preparar el terreno para profundas
transformaciones en el mismo hombre, en su relación con los otros y con su
ambiente. Una educación centrada en valores es una educación centrada en el
hombre, pues el hombre está, por su mismo ser, llamado a la realización en valores.
La ética y la educación para el ambiente
orientadas hacia la formación de ciudadanos para una sociedad auténticamente
humana tienen que ser consciente de los medios que emplearán para comprometer
a la mayoría, de modo que puedan surgir, los mejores, como agentes de la
política, y todos puedan tener actitudes de participación y criterios para
juzgar el poder.
Los criterios para ejercer el poder con justicia
o para juzgar el poder con determinados valores, como la libertad, la
participación, la paz, la concordia, la solidaridad y otros comúnmente
admitidos. Pero la aplicación de la ética y de la educación para el cambio no
requiere solamente la formación de unos valores determinados relacionado con
lo político. Es necesario pensar en valores de la persona y de la comunidad
que atiendan a los aspectos de desarrollo de la especie humana en su
generación presente y futura conservando su medio ambiente.
Una educación en valores, es una educación para
el cambio, tiene que tener como primer objetivo la superación de los límites
y condicionamientos que impone la cultura. Por lo tanto, el hombre debe ser
capaz de descifrar el pasado y crear el futuro, habituándose al pensamiento
alternativo. Esto no es fácil, puesto que el discernimiento de los valores es
un proceso individual, y sólo cuando la persona llega a vivenciar un valor,
éste existe realmente para ella.
No es posible la valoración personal sin una
conciencia de elección libre y comprometida, por tanto, es básico y
prioritario favorecer los dinamismos de la personalidad que conducen hacia la
autonomía, hacia la experiencia de ser persona. Cada grupo humano tiene una escala de valores que
pueden provenir de fuentes muy diversas: intereses personales, valores
colectivos impuestos, por ejemplo: normas, pautas de comportamiento, la moda,
el prestigio…. En una educación con escala de valores para el cambio se
tendría que dar una paulatina ruptura para ser sustituidas por otras
reflexivamente aceptadas. Estos cambios, para que puedan mantenerse, tienen
que ser comunitarios.
El hombre como ser en permanente proceso de formación integral, cada una de
sus dimensiones deben ser objeto de transformación a través de procesos
educativos concordantes y armónicos con el ambiente; desde este punto de
vista, la ética se convierte en un eje transversal en el desarrollo socio -
humanístico del hombre, por lo tanto, el fomento de una ética ambiental y el
desarrollo de lo axiológico, conjunto de valores, son una exigencia en el
mundo actual que define la conducta social y ambiental de la especie humana.
En el hombre es importante diferenciar lo que son los deseos de lo que
denominamos aspiraciones. Los primeros provienen de su fisiología, son
impulsos instintivos que deben ser controlados. Las aspiraciones reflejan sus
intentos por ser mejores, por trascender las imperfecciones propias de la
naturaleza humana, para instaurar lo que todavía no existe en el mundo que
uno quisiera introducir en él, son las que empujan la creación. La moral es
justamente el control que la sociedad se impone a la capacidad creadora, con
el fin de proteger el bien común. Las aspiraciones se originan en las
profundidades del espíritu, ligando al hombre al plan evolutivo, en busca de
lo santo, la sabiduría y la creatividad.
En el proceso de humanización el hombre adquiere su plenitud que le permite
proyectarse al mundo, dotado de sensibilidad por el cual recibirá los
mensajes que la realidad externa le entrega, y aquellos que provienen de su
interior, como son las aspiraciones que nacen en el inconsciente;
inteligencia que hace posible tener conciencia de los mensajes recibidos, al
traducirlos en ideas claras e inteligibles, lógicamente organizadas; y la
voluntad que es la facultad que le permite elegir libremente entre los deseos
y las aspiraciones. La combinación de estas tres fuerzas le confieren al
hombre el dominio de sus facultades y por tanto de su libertad, patrimonio de
la conciencia humana del cual depende el futuro del hombre.
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